lunes, 2 de agosto de 2010









Siento el perfume verde que emana tus uñas
y el hedor que provoca el miedo en tu mirar.
Las pupilas se dilatan al ver luciérnagas en el cielo y
coagulan la tierra de mis venas.
Confundo los colores con la armonía de mis pensamientos,
tan febriles y primaverales como los besos que nunca se dan.
Me pierdo entre mareas, dibujadas por manos oxidadas,
de tanto buscar en el vacío el recuerdo que no existe.

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